El festival se realiza
simultáneamente cada cuatro
años en Alemania, Tanzania,
Italia, Estados Unidos,
Suiza, India y Australia,
entre otros países. Algunas
de las ciudades
participantes este año
fueron: Roma, Boston,
Katmandú, Dar el Salaam y
las alemanas Magdeburgo,
Dresde y Colonia.
El carillón, que había
funcionado por última vez el
3 de octubre de 2001 (en
oportunidad de festejarse el
70º aniversario del edificio
de la Legislatura), podrá
ser escuchado nuevamente por
los porteños varias veces
durante el día.
El carrillón de la
Legislatura
El carillón es un
instrumento que consiste en
campanas de distintos
tamaños fundidas en bronce y
estaño, en forma de copa,
afinadas con precisión, que
permite la emisión de una
variedad de sonidos para
crear una armonía.
El primer carrillón de la
ciudad lo tuvo la Iglesia de
la Merced con sus 19 bronces
y su escala cromática que
podía ejecutar composiciones
complejas.
El carrillón de la
Legislatura es del tipo
electromecánico, es decir,
que entre el teclado
(pianola de 30 teclas, una
por campana) y las campanas
se interpone la electricidad
para mover los badajos.
El carillón fué agregado al
edificio y su compra fue
impulsada por la firma
HERIOT, a la cual se le
había adquirido el reloj de
la torre. La misma era
representante, en la
Argentina de la empresa
WEULE de Alemania, la cual
fabricaba relojes y
carillones, las campanas se
fundían en la firma FRANZ
SCHILLING SOHNE (de Apolda
Alemania).
El carillón fue encargado
con treinta campanas, la más
grande con la nota LA de
4.800 Kg., y la más pequeña
con la nota RE de 25 Kg.,
con un peso total en
campanas de 27.000 Kg.
aproximadamente (uno de los
más grandes que existen).
Las campanas fueron fundidas
con una aleación de 78% de
cobre y 22% de estaño. Las
diez más grandes poseen
grabado el escudo de la
Ciudad de Buenos Aires. El
precio total fue de $173.000
pagado en tres cuotas.
El carillón luego de ser
instalado, no se le dio un
uso muy continuo. Se lo
utilizó el 13 de julio de
1933 al morir el ex
intendente Sr. GUERRICO a
quien se veló en el Concejo.
Al salir los restos el
carillón tocó la marcha
fúnebre.
En 1979 y 1980 funcionó tres
veces por día, mecánicamente
con los rollos de papel que
tienen impresa la música, a
las 07.00, 12.00 y 19.00 hs.
En el año 1980 se toma
conocimiento del mal estado
de los anclajes de las
campanas por efecto de la
corrosión, y deciden no
utilizarlo más. Desde ese
momento y hasta 1986, se
continuó con la tradición en
los tres horarios, pero a
través de cintas
magnetofónicas, que
reproducían el carillón,
para lo que hubieron de ser
colocados altavoces en la
torre del Concejo.
A partir de 1992 y mediante
la tarea de los integrantes
del Departamento Técnico del
Concejo Deliberante se
procede al estudio y
evaluación del estado del
carillón y consecuentemente
a la elaboración de un
proyecto técnico para su
reparación y puesta en
funcionamiento.
El carrillón de la
Legislatura porteña fue,
durante el año1931, el más
grande del mundo.
Carlos Davis