Partamos de la base de que
toda actividad "cultural"
(definiendo como tal a
cualquier tipo de
intervención que modifique
el entorno natural) trae
aparejado distintos niveles
de contaminación y de
agresión.
El asunto residiría en
mantener esta "agresión" en
niveles suficientemente
bajos como para que la
naturaleza los pueda
compensar manteniendo el
delicado equilibrio
ecológico.
El cambio de paradigmas que
debe operarse no apunta a
deconstruir la idea de
progreso, sino de
resignificarla apuntando
hacia el sostenimiento de un
tipo de desarrollo que pueda
ser mantenido a lo largo del
tiempo. Esta idea de
"desarrollo sustentable"
está comenzando a instalarse
en algunos actores sociales,
aunque la real eficacia de
la idea va a lograrse cuando
se impregne en el
pensamiento del ciudadano,
del consumidor, del hombre.
La tecnificación de
cualquier sociedad trae
aparejada una mayor demanda
de energía. Para responder a
esta solicitud se necesita
una producción gigantesca
que en la mayoría de los
casos resulta sumamente
agresiva para el entorno.
Pensemos en la monstruosa
cantidad de gases
contaminantes que se
producen a cada hora. Muchos
de estos gases son culpables
del llamado "efecto
invernadero" que provoca un
aumento de la temperatura,
un recalentamiento, el que a
su vez desencadena cambios
climáticos que provocan
tanto inundaciones colosales
como sequías extremas.
La tecnología debe ayudar al
hombre, debe "liberarlo"
(usando palabras del
pensamiento iluminista del
siglo XIX). Lamentablemente
parecería que, por el
contrario, algún tipo de
desarrollo no hace más que
atarlo al yugo de la
dependencia y de la muerte.
Siempre se está a tiempo de
cambiar, de revertir la
tendencia, de desear otro
tipo de vida y de planeta
para nuestros hijos y
nietos...
El apagón mundial es una
forma de protestar contra
las potencias que desprecian
la vida y persiguen sólo el
rédito económico, sin
importar el daño global que
generan, pero
fundamentalmente debe ser un
llamado a la reflexión de
todos los habitantes del
planeta para que mediten en
el tipo de vida que
pretenden.
La idea del apagón se
originó en Francia, aunque
rápidamente se extendió al
resto del planeta. Se
llevará a cabo el jueves,
día previo a que la ONU
presente un informe en el
Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático,
en París.
Carlos Davis