Esto ocurría el 23 de junio
del año pasado. Pepe
Miñones, José Trillo y
Manolo Pose debieron
abandonar el histórico lugar
al que le habían otorgado un
estilo particular, propio,
distintivo, que según la
opinión de los usuarios y
vecinos estaba más allá de
las deficiencias que el bar
presentaba como tal.
El británico, como "Bar
Notable" y como finca
perteneciente al "Area
de Protección Histórica" no
podía ser tocado en su
fachada, ni siquiera en su
destino comercial, pero no
había nada que impidiese a
los dueños del local el
cambio de inquilino, ni a
estos nuevos comerciantes
retocar su interior para
brindar un servicio
distinto.
Dentro de este marco, los
"nuevos dueños" realizaron
una serie de reformas que
tendieron, según sus
palabras, a mantener el
estilo del lugar. Cambiaron
el piso y mantuvieron las
típicas mesas, se
conservaron los ventiladores
pero con el agregado de un
equipo de aire
acondicionado, se reformó
por completo la cocina al
tiempo que se mantuvo la
accesibilidad de los
productos que se expenden.
En definitiva, hoy reabre el
"Bar Británico". Aunque para
los nostalgiosos quizá
debamos mejor decir: hoy
abre sus puertas un nuevo
bar, ubicado en la misma
esquina y poseedor del mismo
nombre, aunque ya sin los
ángeles y fantasmas que el
viejo Británico de los
gallegos supo construir.
El público dirá a su manera
y con sus propios argumentos
si el cambio fue beneficioso
o perjudicial. Mientras
tanto, y como mueca de
seducción, los nuevos dueños
invitan con un café gratis a
todos los que quieran
conocer su nueva cara.
Carlos Davis