Esa etapa de su profesión
forjó en él una conciencia
social que lo marcaría en
todos los emprendimientos de
su vida. Durante los años en
que Rene, junto a su hermano
(también médico)
permanecieron en La Pampa,
crearon un centro
asistencial y elevaron el
nivel social y educacional
de la región.
Con la ayuda de los
maestros, los representantes
de las iglesias, los
empleados de comercio y las
comadronas, de a poco fueron
logrando un cambio de
actitud en la comunidad.
Así, lograron que casi
desapareciera la mortalidad
infantil de la zona,
redujeron las infecciones en
los partos y la
desnutrición, organizaron un
banco de sangre viviente con
donantes que estaban
disponibles cada vez que los
necesitaban y realizaron
charlas comunitarias en las
que brindaban pautas para el
cuidado de la salud.
Mientras tanto viajaba con
asiduidad a La Plata con el
objetivo de mantenerse
actualizado. Allí se pone en
contacto con los últimos
avances en cirugía
cardiovascular y decide
cerrar su etapa de médico
rural para radicarse en
Cleveland, Ohio, lugar donde
se especializó en cirugía
torácica. En Esatados Unidos
desarrolló el trabajo
fundamental de su carrera
médica: la cirugía directa
de revascularización médica,
conocida como by-pass.
De regreso al país, en 1971,
Favaloro realizó una
importante tarea científica
y docente en instituciones
como las universidades de
Buenos Aires, Córdoba, del
Salvador y la Fundación
Güemes. También desarrolló
actividades académicas en
universidades de Europa y
Estados Unidos.
En el año 1972 rechaza un
contrato de dos millones de
dólares en los Estados
Unidos. Su objetivo era el
de permanecer en la patria,
concretar la apertura de una
clínica y de una fundación
que capacita a médicos en la
especialidad y opera a
pacientes de escasos
recursos en forma gratuita.
En 1975 crea la Fundación
Favaloro con el sueño de
desarrollar un centro de
excelencia similar al de la
Clínica de Cleveland, que
combinaba la atención
médica, la investigación y
la educación.
En 1992 inauguró en Buenos
Aires el Instituto de
Cardiología y Cirugía
Cardiovascular de la
Fundación Favaloro, entidad
sin fines de lucro. Con el
lema "tecnología de avanzada
al servicio del humanismo
médico" se brindan servicios
altamente especializados en
cardiología, cirugía
cardiovascular y trasplante
cardíaco, pulmonar,
cardiopulmonar, hepático,
renal y de médula ósea,
además de otras áreas.
Favaloro concentró allí su
tarea, rodeado de un grupo
selecto de profesionales.
Jamás perdió oportunidad de
denunciar problemas tales
como la desocupación, la
desigualdad, la pobreza, el
armamentismo, la
contaminación, la droga, la
violencia, etc, convencido
de que sólo cuando se conoce
y se toma conciencia de un
problema es posible
subsanarlo o, aun mejor,
prevenirlo.
La fundación comenzó a
experimentar graves
problemas económicos a raíz
de las deudas que distintas
obras sociales mantenían con
ella. Estos inconvenientes
preocupaban profundamente a
Favaloro, quien veía como el
trabajo desarrollado durante
años corría riesgo de
desintegrase. Desesperado,
le escribe una carta al
entonces presidente Fernando
De la Rúa, en la cual le
pide, inútilmente, su
intervención.
El 29 de julio del año 2000
a los 77 años de edad,
agobiado, triste,
seguramente desencantado por
la indiferencia con que la
sociedad respondía a sus
súplicas, decide terminar
con su vida. Un tiro
desgarró su corazón,
cerrando de un portazo la
historia de uno de los
hombres más íntegros,
sensibles y desinteresados
que la patria ha conocido.
La inmortalidad de su
existencia se refleja en los
millones de vidas que fueron
salvadas por su mano, por su
inteligencia, por su noble
corazón.
Carlos Davis