EN
RECONOCIMIENTO AL MEJOR DESEMPEÑO TENÍSTICO
Entregaron la
Copa Daniel Schapira
21/02/2008
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La Subsecretaría de Deportes de la Ciudad
entregó la copa Daniel Schapira en el marco del torneo ATP de Buenos Aires
que se desarrolla en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. El
acreedor a la distinción fue David Nalbandián por
su desempeño a lo largo del año 2007. La copa (que se
entregó por primera vez en el 2005) fue creada en homenaje y
memoria al tenista y profesor de tenis Daniel Marcelo Schapira,
desaparecido por la acción de la última dictadura militar el
7 de abril de 1977. Estudiante de Derecho y militante de la Juventud
Universitaria Peronista, Schapira estuvo tres veces entre
los diez mejores jugadores de Argentina.
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Schapira nació el 18 de octubre de 1950. Estudió Derecho
y fue miembro de la cátedra del actual secretario de
Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. Persona
de calidez y bonomía reconocida por todos aquellos que lo
trataron, supo desparramar su talento como profesor y
jugador de tenis por varios clubs de la ciudad. |
Como jugador
representó, entre otros clubes, a GEBA y a Macabi, e incluso
llegó a enfrentar a Guillermo Vilas cuando nuestra máxima
raqueta era aún un joven desconocido.
Como una forma de
homenajear a Daniel, el Diputado Nacional por el Socialismo
Ariel Basteiro presentó un proyecto que terminó convertido
en ley, declarar el día de nacimiento de Schapira
(18 de
octubre) como el
Día Nacional del Profesor de Tenis.
El propio Basteiro supo
expresar en un acto realizado en el Congreso Nacional: "Este
es un justo homenaje para quien hizo mucho por el tenis,
pero para quien también
hizo mucho para que
tengamos un país más justo", rescatando "su voluntad
militante para transformar la realidad y su vocación
educativa expresada a través del tenis".
Daniel Schapira
desapareció en abril de 1977. Su mujer,
Andrea Yankilevich, corrió la misma suerte ocho meses
después.
Ambos tuvieron un hijo
llamado Marcelo a quien Daniel no llegó a ver nacer. Marcelo
fue secuestrado junto a su madre y luego devuelto a su
abuela. El pequeño Schapira llevó el apellido de su madre
hasta que con la llegada de la democracia se hizo el
análisis de ADN y pudo incorporar el apellido de su padre.
"Mi viejo no
era militante, por un lado, y profesor de tenis, por
el
otro. Todo era parte de una misma persona".
Esa persona,
Daniel Marcelo Schapira, fue secuestrado en la
esquina de San Juan y Boedo por un grupo de tareas de la
última dictadura militar, conducido a la ESMA donde se lo sometió a condiciones
inhumanas de vida, recibiendo tortura con golpes y descargas
de corriente eléctrica para obligarlo a proporcionar
información. A partir de allí nada más se supo de él,
convirtiéndose apenas en uno de los 30.000 desaparecidos que
nos interpelan desde su memoria en busca de justicia.
Lo único que empuñó
Daniel fue su raqueta de tenis, y lo más filoso que poseyó
fueron sus ideas claras, su sueño de justicia social y su
deseo intenso de ver una sociedad más ecuánime.
Carlos Davis