DIVERSIÓN
ASEGURADA PARA GRANDES Y CHICOS
Al museo en
Calesita
17/01/2011
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Las calesitas, patrimonio cultural y emblema de nuestra
identidad, atesoran los recuerdos más entrañables de la
infancia de los porteños. Este verano, la Calesita de la
Munich se integra nuevamente al espacio de la
Dirección General de Museos para que padres e hijos sigan
girando al ritmo de su música y sus colores. La Calesita de la Munich funcionará durante todo el verano, los viernes,
sábados y domingos de 13 hs a 20 hs., con acceso gratuito, en
la Dirección General de Museos, Av. de los Italianos 851,
Puerto Madero.
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Además, se
organizarán actividades artísticas y recreativas para la
familia y espectáculos infantiles. Todos estos atractivos
contribuirán a hacer que el viaje hasta Costanera Sur
(Puerto Madero en realidad) sea una excelente alternativa
para que los chicos se diviertan en vacaciones consumiendo,
además, cultura. |
Las calesitas vienen
acompañando la historia y
evolución de los niños
porteños desde la segunda
mitad del siglo XIX. Su giro
mágico y simple sigue
atrayendo las miradas y la
atención de chicos y
grandes. Su popularidad no
cede pese a la presencia
poderosa de los juegos
electrónicos, de la
computadora y de la
televisión. ¿Será su destino
el seguir girando junto a
nuestros sueños
inocentes...?.
Las primeras
calesitas
Eran tiempos
de juegos en los patios de las casas, en las veredas, en las
plazas... Eran épocas despreocupadas donde el peligro no
existía, o parecía estar más lejos. Donde los viejos tomaban
el fresco en la vereda sin temor a ser asaltados. Eran los
tiempos de la inocencia, eran las épocas de esplendor de las
calesitas porteñas
En realidad, las
primeras calesitas que giraron en el país lo hicieron allá
por el 1870. Cuentan que la primera estaba en las cercanías
de lo que ahora es el Teatro Colón.
Las primeras calesitas
eran importadas, y recién en el año 1891 comenzaron a
fabricarse en el país. Tenían burros, leones, chanchos y
bancos de madera tallados a mano, giraban gracias a la
fuerza de un caballo y no eran de uso exclusivo de los
niños. Luego vendrían las de motor a nafta y después las
eléctricas.
Contaron en su origen
con la tradicional música del organito (en realidad
importantes órganos mecánicos) y estuvieron emplazados en
distintos paseos, barrios y lugares de la ciudad de Buenos
Aires.
Las calesitas de
Floresta
En nuestro barrio
apenas quedan tres. Una de ellas es la de Parque Avellaneda, que se
encuentra emplazada a metros de la Av. Directorio y
Fernández. Es la más antigua ya que desde el año 1968 nos
acompaña en su actual ubicación. Dicen los viejos vecinos,
conocedores de su historia, que antes de llegar al parque
estuvo girando y girando en la provincia de misiones hasta
que Daniel Guedes la compró y trasladó al segundo pulmón
verde de la Ciudad. Anteriormente se la podía encontrar
frente a la monumental pileta, en las inmediaciones de la
Chacra de los Remedios. Tiene nueve metros de diámetro.
Cercana a la estación
Floresta estaba
la calesita de Don Luis.
Desaparecida ésta, el barrio recuperó para alegría de sus
pibes, el giro de los caballitos de madera y el movimiento
esquivo de la sortija. Corría el año 2002 y su ubicación
había variado algunas decenas de metros. La nueva calesita
se aposentó en la esquina de Venancio Flores y Segurola,
junto a la vía que alguna vez recibió el paso orgulloso de
La Porteña.
La otra calesita queda
adentro de una galería, sobre Álvarez Jonte, entre Benito
Juarez y Allende, en el parque infantil "Don José".
Carlos Davis
Fuente:
Prensa Ministerio de Cultura GCABA - Notas de archivo propio