MEDIO AMBIENTE Y
POBREZA
Nuestro pobre y
sucio Riachuelo
15/04/2006
- En momento como este, en los que todos los argentinos
parecemos expertos ecologistas o paladines que luchan contra
la contaminación de las aguas, no vendría mal recordar que en
el límite de la Ciudad de Buenos Aires se encuentra el
exponente máximo de la contaminación y la desidia: el
Riachuelo. Usado por muchos como cloaca de sus casas o
vaciadero de las muchas fábricas que crecen sobre sus orillas,
el cauce de este río de 8 km de extensión se ha convertido con
el correr de los años en una tumba oscura y maloliente sin que
nadie acierte a encarar su limpieza y cuidado.
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Para hablar con
propiedad del tema habría que referirse al Riachuelo no como a
un río aislado, sino como componente de una cuenca mucho mayor
junto al río Matanza. Entre ambas corrientes tenemos una
extensión total
de 64 km, que impacta sobre una población de unas 3,5 millones
de personas, la mayoría de bajos recursos |
"Las aguas
de la Cuenca Matanza-Riachuelo son una verdadera cloaca", esta
es la conclusión a la que arribó la Auditoria General de la
Nación en un informe divulgado hace unos días. En el mismo se
advierte el serio riesgo que corre la población cercana a su
cauce, empleándose el término de "catástrofe sanitaria"
para hacerse referencia a la bomba ecológica siempre a punto
de estallar.
Sobre el curso del río
que atraviesa parte de la provincia de Buenos Aires y bordea a
la Capital Federal, tienen jurisdicción tanto el Estado
Nacional, como el Provincial y el Porteño, aunque a la hora de
intervenir sobre el asunto y sentarse a la mesa para adoptar
una estrategia conjunta de saneamiento y control, ninguno de
los tres participantes parece tomar la iniciativa.
Esta aparente apatía en
la que se encuentran inmersos tanto los políticos, como los
empresarios y habitantes del lugar contrastan en estos tiempos
que corren con la actitud de la comunidad de Entre Ríos que a
brazo partido lucha sin descanso por defender lo que les
pertenece a todos: el medio ambiente, la salud, el derecho a
una buena calidad de vida.
Según datos del
Comité Ejecutor del Plan de Gestión Ambiental y de Manejo de
la Cuenca Hídrica Matanza-Riachuelo, en sus orillas están
instaladas 3.527 industrias de diversos rubros, muchas de
ellas muy contaminantes. También hay conexiones clandestinas
de cloacas y de desechos industriales que salen directamente
al Riachuelo.
Cabe destacar
que la mayoría de la población que habita en esta región
carece de agua potable, y que cerca del 66 % no accede a la
red cloacal por falta de obras de la empresa de aguas
(recuperada ahora por el Estado Nacional).
Entre los principales
contaminantes encontrados están los diclorobencenos aportados
por las industrias químicas, causantes de daños en los riñones
e hígado, así como mareos y cefaleas. También ser verificó la
existencia de diversos hidrocarburos, todos ellos cancerígenos,
y de otras sustancias altamente tóxicas tales como ciertos
metales pesados (plomo, mercurio, zinc, cadmio, cobre,
magnesio, níquel, entre otros), residuos sólidos urbanos sin
procesar y agroquímicos como plaguicidas.
Para recuperar la
zona involucrada, la Auditoria
General de la
Nación propone
crear un comité de cuenca con autoridad sobre las distintas
jurisdicciones involucradas y con poder de policía para
perseguir la contaminación y exigir obras a la empresa de
aguas. También recomienda dotar a este organismo de recursos
financieros y humanos estables.
La idea de la
conformación de un comité goza del apoyo de vecinos y de
expertos, aunque el hecho de darle poder e influencia
sobre una zona tan grande, tan poblada y tan llena de empresas
e intereses no es del agrado de todos los políticos y
mandamases.
Carlos Davis