A mediados del año anterior,
e impulsado por la
Secretaría de Acción Social,
comenzó a gestarse la
instrumentación del programa
que atendiera varios
flancos. Por un lado
constaría de una ayuda
económica básica a manera de
subsidio, y por otro,
atendería el reingreso de
los niños al sistema escolar
y a su terminalidad.
La capacitación laboral de
los jóvenes y adultos y la
atención de la salud de los
distintos integrantes del
núcleo familiar fueron
también metas a alcanzar en
el corto tiempo.
Los objetivos específicos
del programa son:
Asegurar
una adecuada alimentación a
las familias en situación de
pobreza y vulnerabilidad
social, eliminando la
indigencia de la Ciudad.
Promover
los controles de salud
pertinentes, facilitando el
acceso al sistema de salud,
particularmente de las
embarazadas y los niños
menores.
Promover
la escolarización de los
menores de 18 años,
facilitando el acceso y la
retención en el sistema
educativo formal.
Apoyar
la reinserción y retención
en el sistema educativo de
los jóvenes de 18 a 25 años
que no estudian ni trabajan,
estableciendo una modalidad
de beca educativa.
Asegurar
una adecuada alimentación a
los adultos mayores que no
cuentan con los recursos
económicos necesarios para
ello.
Favorecer
el acceso de los
beneficiarios al mercado de
trabajo.
Los beneficios
El
subsidio se entregará a las
familias en forma de tarjeta
de débito, por el monto
mensual que resulte de la
estimación de la canasta
alimentaria para su
situación particular. Será
provista por el Banco de la
Ciudad de Buenos Aires y
sólo podrá utilizarse para
la adquisición de productos
alimentarios, elementos
indispensables de limpieza e
higiene y de combustión
necesarios para la cocción,
es decir, todo aquello
necesario para el
funcionamiento del hogar.
La
tarjeta podrá ser utilizada
en las redes de comercios
barriales conformadas para
tal efecto. Los comercios
que quieran adherirse
deberán registrarse y
cumplir con las obligaciones
impositivas
correspondientes. Estarán
excluidos los hipermercados.
En
el caso de los jóvenes de 18
a 25 años que no estudian ni
trabajan se establecerá un
subsidio de $200 para apoyar
su reinserción y retención
en el sistema educativo. A
estos jóvenes no se les
otorgará el monto
correspondiente por adulto
equivalente si su hogar es
beneficiario, es decir, no
se duplicará el beneficio.
Sin embargo, su hogar
recibirá el resto de la
prestación correspondiente.
Los
beneficiarios entre 16 y 18
años deben incorporarse a
las llamadas Escuelas de
Reingreso y los que tengan
19 a 26 años deben
incorporarse a los Centros
Educativos de Nivel
Secundario (CENS) o al
Programa Adultos 2000, todos
del programa Deserción Cero.
Las
familias que acceden al
programa deben asumir una
serie de compromisos para
participar y permanecer en
él. Entre ellos, se
destacan: los controles
mensuales de embarazo;
controles quincenales a
recién nacidos; controles
pediátricos frecuentes a
niños; certificaciones de
vacunaciones obligatorias;
asistencia obligatoria al
sistema educativo para los
beneficiarios en edad
escolar; entre otros. En
todos los casos, se
implementarán mecanismos de
control y certificación de
estas instancias.
Carlos Davis